Un día de lluvia en Verín
La evapotranspiración procedente de la evaporación del agua del mar y tierras húmedas, y de la transpiración de los vegetales, es la responsable de que el aire contenga siempre una cantidad mayor o menor de vapor de agua, por lo que se habla de la humedad del aire.
Cuando nos referimos a la cantidad en gramos de vapor de agua contenida en un metro cúbico de aire, estamos expresando su humedad absoluta. El simple hecho de que el aire contenga vapor de agua no es la causa de que se produzcan precipitaciones. Para que estas sucedan, el aire debe haber alcanzado antes la cantidad máxima de vapor de agua que puede contener a la temperatura a la que se encuentra. En este caso se dice que el aire está saturado de humedad. A esta cantidad máxima de vapor de agua que puede contener por unidad de volumen el aire se la conoce como punto de saturación, y varía considerablemente con la temperatura, tal y como se puede ver en la tabla:
Temperatura | -10oC | 0oC | 10oC | 20oC | 30oC |
g de H20 por m3 en atmósfera saturada | 2,4 | 4,9 | 9,3 | 17,2 | 30,1 |
Relación entre el punto de saturación y la temperatura.
Al ver la tabla se comprende fácilmente que 9 g de vapor de agua por m3, cuando la temperatura es de 10oC, representa una humedad mucho más próxima a la precipitación que 18 g en el mismo volumen cuando la temperatura es de 30oC. En el primer caso, la atmósfera está casi saturada de humedad, y la evaporación es, por tanto, nula, estando muy cerca a la condensación. En el segundo aún caben 12 g de agua por metro cúbico, y la evapotranspiración es mucho más intensa.
Esta relación entre el vapor de agua en el aire y su temperatura es determinante para que se produzca evaporación o precipitación. Por tanto, en el ciclo del agua resulta fundamental el concepto de humedad relativa del aire, que se entiende por tal la razón (r) de la humedad absoluta (h) por la humedad de saturación (H):
R=h/H