¿Podemos llegar a alterar los balances hídricos?

¿Podemos llegar a alterar los balances hídricos?

El agua ocupa un lugar destacado en nuestra vocación por modificar nuestro entorno, debido, sobre todo, a que es un elemento imprescindible para la vida y el desarrollo de las civilizaciones.

De hecho, el ser humano ha logrado modificar el régimen de los flujos naturales del agua y su almacenamiento, lo que ha afectado a la práctica totalidad de los balances hídricos y, por lo tanto, al ciclo hidrológico.

Los motivos para estas modificaciones son diversos, y van desde el establecimiento de las ciudades a la agricultura de regadío, la producción de energía, etc. Las intervenciones derivadas de estos y otros aspectos han provocado diversas modificaciones en la circulación del agua.

Cuando pensamos en estas intervenciones, suele venirnos a la mente la construcción de los embalses. Los embalses suponen una evidente modificación del régimen hidrológico del río con el objetivo de adaptarlo a nuestras demandas.

Las presas o embalses son muros construidos cortando el caudal del río. Un embalse puede servir:

  • Paraevitarlascrecidas,que,comohemosvisto,puedenserfenómenosmuypeligrosos.
  • Para, en periodos de sequía, utilizar para riego el agua almacenada.
  • En algunos casos, para producir energía hidroeléctrica, que es limpia y renovable.

Algunas presas sirven para las tres cosas. El problema es que estas ventajas son contrarrestadas por varios inconvenientes. Los embalses transforman los cursos de agua naturales en estanques y, además, inundan grandes zonas, destruyendo la vegetación de las orillas, buena parte de la fauna que vive en los ríos y, en muchos casos, obligando a desalojar pueblos o ciudades. Son además lugares peligrosos, que han dado lugar a serias catástrofes cuando el muro se ha roto, anegando las poblaciones situadas aguas abajo. Son también obras efímeras, porque sirven como trampas para los sedimentos que transporta el río, que quedan atrapados en su fondo hasta que inutilizan la presa, en general en menos de un siglo. Por último (como se explica en el párrafo siguiente), contribuyen al hundimiento de los deltas. Por todo ello hay ahora una tendencia a destruir buena parte de las presas construidas en los siglos XIX y XX: en Estados Unidos se destruyen entre 20 y 50 presas cada año. En España aún no hemos llegado a esta fase, y hay proyectadas 120 nuevas presas

Encoro de Belesar
Encoro de Belesar.

Los deltas son ambientes naturales muy interesantes; por ejemplo, los deltas de Bangladesh son un hábitat natural del tigre de Bengala. También lo son para el hombre, porque los sedimentos que aporta el río son ideales para el cultivo (de arroz, por ejemplo). Pero se trata de sistemas inestables, porque las corrientes marinas los socavan y, por ello, tienden a hundirse en el mar. El aporte de sedimentos del río equilibra este proceso, pero si los embalses cortan este flujo de sedimentos el hundimiento será muy rápido. Eso es lo que está pasando en una gran mayoría de los deltas del mundo. El del Nilo es el mejor ejemplo: un tercio de su superficie está a sólo 1 metro sobre el nivel del mar, y la velocidad de hundimiento es de 1 cm/ año. El problema es serio, porque el delta alimenta a la mayor parte de Egipto.

Delta
Delta.

Por último, el dato menos conocido sobre el ciclo del agua: cada vez hay menos ríos que lleguen al mar. Ya no lo hace, por ejemplo, el río Amarillo (el segundo más largo de China), porque todo su caudal se emplea para beber, en agricultura o en fábricas. El Indo (compartido por India y Pakistán) sólo alcanza el mar en la temporada de lluvias. En España, muchos ríos como el Miño, el Sil, el Mijares o el Turia apenas tienen caudal, lo que significa que no pueden sostener vida. El homo sapiens está utilizando ya la mayor parte del agua dulce disponible y se prevé que el problema del agua se haga más grave a medida que la población siga aumentando.

Otra intervención que, también, puede modificar el régimen hidrológico y el balance hídrico de una cuenca hidrográfica es la construcción de pozos. Este tipo de intervención supone el bombeo de agua del acuífero, pudiendo llegar a afectar el caudal del río, que, a su vez, puede acabar provocando la penetración de intrusiones salinas en los pozos próximos a la costa, evidenciando más la presencia de los pozos de los que se ha extraído auga para regar, facilitando la invasión del acuífero por auga marina)

¿Podemos llegar a alterar los balances hídricos?

¿Podemos llegar a alterar los balances hídricos?

Todas estas afectaciones están bastante bien estudiadas a nivel local en diversos balances hídricos. Pero en la actualidad se empieza a considerar la necesidad de abrir líneas de investigación a escala global, continental y planetaria, por impactos de esta naturaleza, tales como el cambio climático.

Los modelos regionales indican que, a lo largo del presente siglo, las precipitaciones van a sufrir modificaciones significativas relacionadas con el cambio climático, cuyas consecuencias sobre la hidrosfera las abordaremos en más profundidad en los capítulos 6 y 7 en el. Se prevé que en los países del arco mediterráneo disminuyan, pero que sean más concentradas. En España se prevé, por tanto, una mayor intensificación de los riesgos asociados a fenómenos climáticos extremos como las inundaciones y, muy especialmente, las sequías.

Por tanto, en el marco del cambio climático, tanto en el contexto global como en los regionales, no podemos excluir el aumento de precipitaciones. Sin embargo, en términos generales, lo que sí cabe esperar es un aumento de la evapotranspiración, que afectará a aquellos acuíferos que tengan el nivel freático próximo a la superficie del terreno. También se espera una mayor demanda hídrica debido al calor y a la menor disponibilidad de agua superficial.

Con estas previsiones cabe esperar un descenso generalizado del agua subterránea en los acuíferos, lo que pone en riesgo de la estabilidad físico-química de los recursos hídricos subterráneos.

En la actualidad, aparte de los efectos del cambio climático sobre la hidrosfera, en especial sobre los océanos, se están identificando otros efectos globales derivados de la interferencia humana en el ciclo del agua.

Un ejemplo curioso de estos impactos globales en el ciclo del agua nos lo encontramos en la acción combinada y global de la construcción de embalses y el uso de fertilizantes.

¿Podemos llegar a alterar los balances hídricos?

Esto ha originado que los embalses hayan supuesto importantes barreras para el acceso de los silicatos a los océanos, y el uso de fertilizantes ha aumentando la cantidad de nitratos que entran en el océano. Por eso últimamente se ha detectado a escala global la disminución en el plancton de las algas diatomeas, que necesitan sílice, y el aumento de los dinoflagelados.