La geografía de la Tierra Blanca. Todos los continentes estaban próximos al ecuador y casi todos tienen depósitos glaciares (puntos de color).
Ahora que la Tierra Blanca ya está confirmada, veamos cómo se explica. Ya hemos visto en el apartado anterior que los continentes, movidos por las corrientes profundas del interior terrestre, cambian de posición con el tiempo. Estudiando el magnetismo de las rocas, los científicos pueden hallar las posiciones antiguas de los continentes. El mapa de la Figura 9 representa la geografía de hace 600 millones de años. Como puedes ver, y a diferencia de lo que sucede ahora, todos los continentes estaban cerca del ecuador. Podríamos pensar que ésta es la situación menos favorable para una glaciación. Sin embargo, no es así. Veamos por qué.
Hace 600 millones de años, igual que ahora, las regiones ecuatoriales eran áreas muy lluviosas. Sabemos, con sólo mirar los monumentos, que la lluvia descompone las rocas. El ejemplo más sencillo de alteración este
CASIO3 + H2O + 2CO2 => SIO2 + 2(HCO3)- + CA++
2(HCO3)- + CA++ => CACO3 + H2O + CO2
Aquí, el silicato de calcio representa un mineral de una roca, que se altera al contacto con agua de lluvia que lleva CO2 disuelto. Pero fíjate en el dióxido de carbono: en las reacciones químicas entran dos moléculas, pero sólo se libera una. En otras palabras, en la alteración de las rocas se consume dióxido de carbono, el más conocido de los gases de efecto invernadero. Así que una posición ecuatorial de los continentes, con una intensa alteración de las rocas, despoja a la atmósfera del principal de los componentes que retienen el calor solar. Resultado a largo plazo: glaciación. Que terminaría cuando los volcanes extrajesen del interior del planeta más CO2 para restablecer el efecto invernadero.
Así pues, vuelve a ser el agua (en este caso, la humilde agua de lluvia, aunque ayudada por la dinámica interna del planeta) la protagonista de un enorme cambio —quizás el mayor de toda la historia de la Tierra— en el clima. Pero el debate sobre la Tierra Blanca no ha terminado. Algunos climatólogos defienden que también los mares se congelaron: en este caso, los océanos hubiesen quedado aislados de la atmósfera por una capa de hielo, sus aguas no habrían podido oxigenarse y hubiese sobrevenido una gran extinción. Es cierto que en esta época la diversidad del plancton decrece, pero esto no ha logrado convencer a la mayoría de los historiadores de la Tierra.